Nunca me habría planteado la complejidad de dirigir una orquesta si no es por esta clase. En la clase que transcurrió el 20 de febrero de 2015 aprendimos la postura y seguridad que debíamos transmitir a la hora de enfrentarnos al ponernos delante de un grupo que nos tiene que seguir. ¡DIFÍCIL RETO!
La clase consistió en que todos íbamos realizando los gestos básicos (llegar con gesto de seguridad, las manos abajo, las subimos para que se preparen y hacemos un pequeño alzamiento para que sepan que empezamos) de un director de orquesta, practicando con los compañeros. Acción que se puede extrapolar perfectamente a un colegio y que nos puede ser muy útil a la hora de orientar una clase.
Aprendimos la importancia del director de la orquesta, aprendimos que aunque los músicos estén centrados en sus partituras e instrumentos deben y saben seguir al director sin mirar directamente. Tenemos el campo visual muy grande y el músico puede estar pendiente de varias cosas a la vez.
Ahora, y por recomendación del profesor, dos directores de orquesta completamente distintos:
- Gustavo Dudamel:
- Sergiu Celibidache.
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